viernes, 5 de septiembre de 2008

Trabajamos para mejorar la vida de la gente

Ganar dinero es sólo la consecuencia de un trabajo bien hecho, y un trabajo bien hecho debe ser nuestro objetivo principal. Cuando nos centramos en mantener contenta a la persona que nos paga en vez de satisfacer los deseos del usuario nos hacemos mercenarios y, lo que es peor para un mercenario, dejamos de ganar dinero. No a corto plazo, es cierto. Porque un cliente al que se le hace la pelota es un cliente que hoy está contento. Es un cliente que pagará la tarifa estipulada con alegría.

La cuestión es: ¿el cliente nos pide lo mismo que realmente necesita? ¿Debemos darle la razón sólo porque es él quien paga? ¿Darle la razón hoy podría ocasionar una pérdida de ese cliente mañana?

¿Cuántas veces habéis terminado diciendo "el cliente lo quiere así" cuando alguien se quejaba porque encontraba un menú contraintuitivo? Y, sobre todo, ¿por qué los errores de usabilidad ocurren siempre que la persona que pone el dinero para que el sitio funcione -léase cliente, inversor, dueño de la empresa- no es coincidente con la persona que finalmente lo va a utilizar?

El responsable de un proyecto debe ser consciente de que su trabajo no consiste en darle automáticamente la razón en cuestiones técnicas al cliente o inversor, al responsable económico. Nosotros debemos ayudar al inversor haciendo bien nuestro trabajo, consiguiendo una web que funcione.

Hay un blog muy divertido, llamado palabras textuales, que expone anécdotas diarias del mundo del diseño y la creación publicitaria. Una de ellas, de hace algunos meses, reproducía un diálogo más o menos así:



jueves 3 de abril de 2008
"Nos gusta mucho vuestra propuesta, la verdad es que está muy bien, pero vamos a darle una vuelta porque se ajusta demasiado al briefing"

(Anunciante, a Agencia, sintiendo algo raro al ver que por primera vez un trabajo se parece a lo que habían pedido)



Nuestra función no es darle la razón al pagador: es conseguir que tenga éxito en internet. Hacer que a los internautas les guste visitar su página. Que obtengan algún beneficio personal por entrar en ella. Lo demás, amigos, vendrá dado con el tiempo. También la retribución económica.



1 comentario:

MaGaO dijo...

No acabo de ver la relación, si me disculpas. Quizá es que he trabajado en desarrollo durante años y estoy acostumbrado a ceñirme a las especificaciones que da el cliente.

Hacer las cosas como pide el cliente no es darle la razón, creo yo. Para hacer cambiar de idea al cliente ya hay una fase previa en la que se establece tanto como se puede, qué es realmente lo que quiere (y los clientes casi nunca saben lo que quieren, ni siquiera someramente). Una vez se tiene una idea, es irracional querer cambiar de caballo en mitad de la carrera: si el briefing no lleva a buen camino, habrá que hablar de nuevo con el cliente, no salirse por una tangente. Así las cosas, me parece lógico que resulte kafkiano leer que un cliente se queja de que lo hemos demasiado ajustado a sus conceptos.